Intuición
Sueño que olvido el arte de escribir. Dibujo algunas palabras sobre el papel y me invade la angustia al comprobar que, esta vez, la gramática no tira sus ocho brazos elásticos sobre el texto para estructurarlo y prepararlo hacia la creación del significado. No tengo el sentimiento de estar perdiendo mis habilidades lingüísticas: me parece más bien que la escritura desaparece, que la posibilidad de comunicación entre la palabra y el mundo se difumina. Pruebo en catalán, en inglés, en italiano. Nadie acude. Tan sólo veo la ‘b’ bengalí como un pájaro sangriento ব, un triángulo vacío irreductible ব, un sueño dentro de otro sueño buscando salir de ব: arrimo el pensamiento a otros rincones pero siempre ব.
Despierto de la pesadilla. Leo las primeras líneas de ‘Espacio’ de Juan Ramón y me pregunto sobre la naturaleza nostálgica del texto. Las letras son el recuerdo del momento creativo, del punto temporal en que todo, absolutamente todo, desapareció. Excepto una cosa: la palabra.
Y la peligrosa y falsa idea: a lo mejor la poesía, presentadora del mundo, es la única cosa real.